PARRAL 2024
El Curpillos sin la Jira en el Parral reduce el público en Las Huelgas
Inicio «tranquilo y con poca gente» de El Curpillos. La afluencia creció en el desfile de el Pendón de las Navas de Tolosa sin alcanzar las tradicionales aglomeraciones
A las 11 estaba previsto el inicio de la parte más solemne de la festividad del Curpillos y el ambiente era raro. Más bien flojo. A penas había gente en la verja. La afluencia de burgaleses se dejo sentir durante la primera parte de la fiesta. Es el efecto de la ausencia de las casetas de las peñas en el cercano parque de El Parral.
«Esto está muy tranquilo, con poca gente más bien», explicaba uno de los integrantes de la asociación de porteadores de los Gigantones y Gigantillos. «Es normal, la gente viene al Parral y de paso se acercan hoy ya hay que elegir», decía otro de los que se habían acercado hasta la valla. «Solo estamos los que sentimos de verdad esta fiesta», reflejaba otro de los que llevaba un rato bajo la sombra de uno de los árboles. Y es que el Curpillos tiene su público fiel.
Pocos estaban presentes cuando las autoridades civiles, eclesiásticas y militares se disponían a entrar a la misa que se celebra en la Iglesia del Monasterio de las Huelgas. Con los gigantones y gigantillos haciendo el paseo ceremonial no faltó ninguno de los personajes de las fiestas: los danzantes iniciaron la procesión festiva, maceros y timbaleros no podían ausentarse en una cita tradicional, pero distinta.
La alcaldesa Cristina Ayala, felicitaba el Curpillos a todos los burgaleses, una «fiesta muy especial y en especial para mi que puedo disfrutar de esta procesión como alcaldesa por primera vez». Destacó el acompañamiento del Ejército que, por tradición, es parte imprescindible de este desfile milenario. Y agradeció el acompañamiento de la congregación del Monasterio de las Huelgas cuyo coro amenizo la misa cantada y dio la bendición previa al final de la procesión abriendo la verja del monasterio.
Después, tropas militares, en tres grupos de nueve filas con tres efectivos cada uno, se colocaron en la explanada del compás de adentro. La misa estaba a punto de culminar. La gente empezaba a apelotonarse en busca de sombra en torno a la calle Alfonso VIII. Una vía donde esta previsto un plan de peatonalización que el equipo de gobierno ha aparcado. «Es una calle histórica con canto rodado y sí necesita repaso, pero de momento ese un proyecto, que conlleva peatonalización de toda la zona y cambio en los aparcamientos, de momento no es una prioridad», zanjó la alcaldesa antes de la eucarístía.
En el desfile interno hacia el compás de adentro se dispusieron ya todos los elementos tradicionales de El Curpillos. Los gigantones, encabezados por el rey Fernando, y los gigantillos que volvían a llamar la atención de los más pequeños. El arzobispo de Burgos portaba el corpus bajo palio portado por autoridades militares, los concejales Carolina Álvarez y Raúl Martínez y los diputados Carlos Gallo y Javier Arroyo. Tras ellos un grupo de niños y niñas que han hecho la comunión este año.
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Marta Casado
La comitiva contó con la presencia de gran parte de la corporación municipal y de la Diputación Provincial porque, como recordaba el presidente de la Diputación Provincial, Borja Suárez, esta es una fiesta para toda la provincia.
Todos, en estricto orden protocolario, se acercaron al fondo del Compás de adentro, a la verja donde las hermanas de la orden cisterciense que conviven en la zona monástica de las Huelgas cantan y alaban a la Virgen del Buen Suceso. Las religiosas cantan y esparcen pétalos de flores desde lo alto. Después los curiosos siguen tomando fotos de las religiosas y la imagen primorosamente vestida. Este año, a la comitiva religiosa se añadieron algunos hermanos de la nueva Fraternidad Verbu Spei que pudieron vivir por primera vez la tradicional procesión de El Curpillos de Burgos. Al salir del compas los maceros entonaron el Himno a Burgos de manera emotiva, sonidos que se entremezclaban con la marcha militar de la banda del ejército en Burgos.
El general jefe de la División San Marcial, Mariano Arrazola, encabezaba la comitiva estrenándose al llevar la réplica delPendón de las Navas de Tolosa. El origen de la fiesta no puede faltar en el Curpillos. Desde 1950 el original se conserva en el interior del monasterio. Se puede ver en el Museo de las Huelgas. Y su aprensión y gloria por ser un símbolo de la reconquista frente a los árabes de la península fue el inició de esta fiesta y procesión. Se dice que en el siglo XII. Tradición que se ha mantenido por décadas y que ya en el siglo XX se transformó con la tradicional jira al Parral que este año se ha movido de sitio. En el siglo XXIparece que la parte festiva y popular se ha comido a la tradicional.